domingo, 5 de febrero de 2023

papillon

Me ha dejado profundamente deprimido, en mi memoria musical resuena el tema de la película, una especie de tango. Hemingway tenía razón: un hombre puede ser destruido pero no derrotado. Leeré su testimonio, nada más lo encuentre en alguna de las cajas en que duerme el sueño de los justos. ¡Qué lío eso de no tener casa propia! Uno vive arrimado con parientes o pagando el alquiler de un cuarto y soportando a los malditos vecinos y a la casera. Como digo, estamos tristes.

En efecto, la película está basada en el libro de Henri Charrière (¿misma genealogía de charro y Charras?), un testimonio como el de Anne Frank, aunque ahora lo pongan en duda. Así como esos bárbaros dudan del alunizaje del Apollo XI. No digo que sea la apología del delito pero casi (el delincuente procesado por un crimen que no cometió). Aunque la Francia saca la casta y anula el sistema penitenciario de los territorios de ultramar. 

   Ya se vislumbra aquí el histrionismo de Dustin Hoffman, la estrella fulgurante en Rain Man veinte años después.

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