El ojo del buen cinero debe estar preparado para lo que viene: el tema es la venganza, no nos hagamos. Podrán decir que es el comercio de armas que permite comprar por Internet rifles de asalto, pero es la venganza (un plato que se sirve frío).
La primera vez que intenté ver la película me quedé dormido. Debe haber sido el cansancio, no el aburrimiento (afortunadamente, nunca me aburro porque me gusta pensar, ¿ves?). ¡No se aburra, amigo! Ahora el manejo del plano secuencia me recordó a Birdman (obi: El Negro González Iñárritu es más pretencioso pero menos efectivo que Gus Van Sant).
Largo como un elefante. Grueso como un elefante. Pesado como un elefante. No ver el elefante en medio de la habitación. "Lo que hace falta son jueces de paz, mesas de conciliación", dijo El Gran Jorgito allá por 2004. ¡Qué lejos estábamos de los tiroteos en las escuelas y en las plazas comerciales! Otro mundo. De hecho, a pesar del diseño modernista y lo nuevo de todo, el rodaje en Portland, Oregón parece más viejo. Pero es 2003, vigente en 2023.
Cuando el chico asiático toca la conocida sonata de Beethoven en su habitación, la cámara toma de paso el dibujo de un elefante, el animal perfecto (no por casualidad es la mascota de PHP). En efecto, el joven es un artista, toca el piano y dibuja. Es, probablemente, el personaje más complejo y acomplejado de la cinta. Igual que Hitler.
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